El Portal de la Gaita en Venezuela


Betty Alvarado, la dama de hierro

Por: Moraima Gutiérrez
CNP. 6510


Betty Alvarado

“La dama de hierro”, como la bautizara Francis Blackman, tiene una trayectoria que bien vale la pena citar. Sobre todo para que las nuevas generaciones de locutoras e intérpretes gaiteras sepan lo mucho que pueden aprender de ella.

Betty llegó a la radio en 1976. Era la época en que nos deleitábamos escuchando a través de las ondas hertzianas cálidas y melodiosas voces femeninas como las de Adelina Valbuena, Delia Smith, Evelyn Márquez, María Macho, Mercy Gallardo, Betty Márquez, Odixa Velásquez, por sólo mencionar a algunas. Radio Aeropuerto, Selecta 1390, Radio Visión, Mundial Zulia, Radio Maracaibo, Súper Ondas, Radio Favoritas, Romántica FM, La Voz de la Fe, Lumen 2000 y Metrópolis 103.9 han sido testigos del trabajo profesional y ético de esta aguda y talentosa mujer.

Por su puesto es imposible dejar de mencionar su calidad vocal en grabaciones de divisas gaiteras de gran renombre y trayectoria. Beatriz Elena, “Betty”, es dueña de una voz lírica prestada a la gaita desde 1966.

Dejó sus estudios de canto lírico cuando ya cursaba el 4to año para aceptar una invitación a participar como corista en el Conjunto Rincón Morales. El maravilloso mundo de la gaita la tomó para sí convirtiéndose en una de sus voces más cantarinas y sonoras.

Betty también ha tenido la oportunidad de ser solista y corista de Guaco, Los Tropicales, Los Fabulosos, Avalancha Gaitera, Selección 82, El Show de la Gaita, Mamaota y su familia gaitera, La Comba, Parranda Gaitera y Las Sensacionales.

Junto al tenor favorito de Venezuela, Alfredo Sánchez Luna, Alfredo Sadel, tuvo el privilegio de entonar piezas de grandes compositores de música clásica y académica en escenarios de nuestro país y en famosos teatros extranjeros. Betty nos ha demostrado que todo lo que se propone lo logra. Hasta luchar contra el cáncer. Enfermedad que tocó a su puerta en 1994. Desde entonces sigue recibiendo del Dios Padre incontables pruebas de amor y de fe. “El testimonio de amor “, frase con la que ella describe este episodio, le cambió totalmente la vida.

La oración, los médicos, su familia, los gaiteros y amigos fueron su soporte. Hoy en día la vemos y escuchamos cantar en cualquier iglesia católica himnos de alabanzas que nos demuestran la fortaleza espiritual que la acompaña.

Cierra sus ojos y se aferra a la imagen de Jesús en la Cruz o al rostro de la Virgen Madre, y así llega hasta ellos en un encuentro musical indescriptible. Una vez más Betty te ratifico mi amistad y admiración. Tú eres una estupenda maestra de la locución.

 

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