Junto a la Chinita

Fuente: Elías Morillo


Enairo Villasmil

La noche del domingo 13 de febrero se conoció del fallecimiento del Joyero de La Chinita, Enairo Villasmil, quien por más de 40 años sirvió a la virgen. Cada año limpiaba sus joyas, tarea que ni la sastrería, zapatería y carpintería lograron que abandonara tan sublime oficio.

El Gobernador del Zulia, Pablo Pérez, anunció la noticia a través de su cuenta Twitter y escribió: “envío mis sentidas condolencias a la familia de Villasmil, quien era muy querido y apreciado por todos en el Zulia”. Don Enairo venía padeciendo una penosa enfermedad, sin embargo no sufrió según aseguraron sus allegados. Todos los días le rezaba a la Chinita.

Semblanza

Este fiel servidor de Dios, asegura que así como la Chinita lo escogió a él, escogerá a su sucesor. Confiesa que cada vez que va a limpiar las joyas, le pide permiso a la Madre de Dios.

Don Enairo Villasmil comentaba que cuando era joven, sus padres intentaron enlazarlo con muchas actividades, sastrería, carpintería, zapatería y ninguna lo enganchó.

De allí, finalmente cuando le presentaron la joyería a mediados del año 1939, se enamoró del arte de confeccionar joyas. Seguidamente, inició cursos de piedrería en el taller de Manuel Fuenmayor.
Al mismo tiempo, Enairo Américo Villasmil Sánchez emprendió el camino comunitario en su parroquia.

Se encargaba de guiar a los jóvenes que no estaban siguiendo el mejor camino, constituyendo así un equipo de béisbol apoyado por la Basílica, al que llamó “Amparo”, para refugiarlos y alejarlos de las malas compañías.
En una oportunidad este servidor de la Chinita contó que en una reunión de padres y representantes de los jóvenes, apareció, el para entonces, Padre Roberto Lückert, quien movido por la curiosidad le preguntó cuál era su profesión; sin titubeos y a mucha honra Don Enairo le respondió: soy joyero.

Es así como cerca del año 1972, Lückert pone en las manos de Enairo el brillo radiante de la Virgen Morena.

“Vos sois el hombre que yo necesito. Desde mañana vais a empezar a ir a la Basílica, pa’ que te encarguéis de todo lo de la Virgen” le dijo el sacerdote al humilde hombre.
En el primer encuentro del joyero con La Chinita, relató en eses momento Villasmil, sintió que la Virgen lo había elegido para que se encargara de limpiar, cuidar y conservar sus reliquias.
Recordó que cuando tuvo acceso a la corona, al trono y al cetro de la Patrona de los zulianos, los mismos presentaban muestras del poco cuidado profesional que le habían dado. La Corona y la base, para ese entonces, eran de bronce y según lo que relató Don Enairo, si no se limpiaba diariamente aparecía un color verdoso que no era agradable a la vista.

Debido esta situación, Lückert le encomendó rehacer la Corona en acabado de oro 18 quilates, pero en vista de que en la ciudad no existía la tecnología para hacerla, la mandaron a confeccionar en el exterior.

Ante la inquietud de, quién puede sustituirlo en tan importante y delicada labor cuando ya no pueda encargarse del mantenimiento de las reliquias de la Patrona del Zulia, Villasmil comentó que le hubiese encantado que fuera su hijo mayor a quien le fascinaba el mundo de la joyería, pero lamentablemente falleció.

“Yo creo que así como la Virgen me eligió a mí, ella escogerá a otro servidor. Ella sabrá muy bien a quién encomendarle la misión”, dijo con nostalgia Don Enairo durante la entrevista, al tiempo que comentó que le gustaría que sus nietos se encargaran, pero no dominan el arte de la piedrería.

NuestraGaita.Com - 2011

 


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